Este caso comenzó con las acusaciones que hizo el senador Delcídio Amaral en contra del ex presidente Lula y la actual presidenta Rousseff. El senador los acusó a ambos de estar coludidos directamente con los fraudes cometidos en Petrobras, incluso los acusó de tratar de sobornar para que el caso no avanzara. También se refirió a las irregularidades de una refinería en Pasadena, E.U, en la cual hubo pérdidas millonarias inexplicables.
En respuesta a la denuncia del senador, se armó una revuelta colectiva afuera de las sedes del Partido del Trabajo. Esta revuelta se dio después de que el ex presidente Lula fuera detenido en Sao Paulo para ser interrogado sobre las inconsistencias del caso. Sin embargo, la prensa y la televisora TvGlobo documentaron el caso de Lula de forma amarillista, ya que se encargaron de manchar su nombre y denigrar su integridad.
Hasta el momento se ha sabido que Lula espera que el Tribunal Supremo apruebe su nombramiento como ministro, otorgado por Rousseff. El nombramiento fue bloqueado temporalmente, después de que la oposición denunciara que Lula intentaba obtener inmunidad por este medio para evitar ser detenido por corrupción del caso Petrobras. El esfuerzo de Lula por ingresar al gobierno, es uno de los tantos factores de la crisis política que sumerge a Brasil en su mayor recesión económica de las últimas décadas. Por su parte, Rousseff enfrenta el ser acusada de manipular las cuentas públicas, intentando desesperadamente hallar apoyos legislativos suficientes para poder impedir que el partido de Temer obtenga los votos requeridos para iniciar el juicio en su contra. Aunque después de la deserción de su principal aliado, el PMDB, quien contaba con la mayor bancada del Congreso, dudosamente Rousseff pueda ganar el caso.
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